La obtención de un software con
calidad implica la utilización de metodologías o procedimientos estándares para
el análisis, diseño, programación y prueba del software que permitan uniformar
la filosofía de trabajo, en aras de lograr una mayor confiabilidad,
mantenibilidad y facilidad de prueba, a la vez que eleven la productividad,
tanto para la labor de desarrollo como para el control de la calidad del
software.
Los requisitos del software son la base de las medidas de
calidad. La falta de concordancia con los requisitos es una falta de calidad.
Los estándares o metodologías definen un conjunto de
criterios de desarrollo que guían la forma en que se aplica la ingeniería del
software. Si no se sigue ninguna metodología siempre habrá falta de calidad.
Existen algunos requisitos implícitos o expectativas que a
menudo no se mencionan, o se mencionan de forma incompleta (por ejemplo el
deseo de un buen mantenimiento) que también pueden implicar una falta de
calidad.
La política establecida debe estar sustentada sobre tres
principios básicos: tecnológico, administrativo y ergonómico.
El principio tecnológico define las técnicas a utilizar en
el proceso de desarrollo del software.
El principio administrativo contempla las funciones de
planificación y control del desarrollo del software, así como la organización
del ambiente o centro de ingeniería de software.
La adopción de una buena política contribuye en gran medida
a lograr la calidad del software, pero no la asegura. Para el aseguramiento de
la calidad es necesario su control o evaluación.
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